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JUEVES SANTO 2016
Entrega de insignias

«2016, Jueves Santo. La misma cita queda inmortalizada en el brillo de unos ojos de antaño que beben el sol del fondo del tambor desafiante de un crío, glorificando el orgullo de su padre y que, cansado, se deja vencer en el inicio de un redoble que no llega a su fin…» Con la lectura de estas palabras escritas por Dña. Pasión Guijarro Herrador, judía colinegra de la Sexta, comenzaba el día del Amor Fraterno en nuestro cuartel. Unas palabras, que como ella misma refiere, escribiría en el patio porticado de la Iglesia Conventual de San Francisco mientras los respectivos cofrades se confesaban en el interior de la iglesia, y que os mostramos más abajo. Al finalizar estas palabras tres judíos de la Sexta D. Francisco Jesús de la Torre Aguilera, ganador en la categoría absoluta del XIII Concurso de Redobles de la Ciudad de Baena organizado por la A.C. 6ª Cuadrilla de Judíos Colinegros, D. Manuel Henares Pérez, hijo de nuestro cofrade de mayor edad, y el más joven de los tres, D. José Manuel Guijarro Marín dedicaron un emotivo redoble a nuestros judíos, los que están y los que ya no están, o no pudieron acompañarnos esta Semana Santa.

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SEIS MANOS, TRES TAMBORES

En el Patio de la Iglesia de San Francisco, hay una cita que reza así: “Señor, que descubra mi soledad para luego poder colaborar contigo en la salvación del Mundo”, mientras hombre y mujer entornan sus ojos en el destello metálico de la penitencia que, ahora, otorga un descanso a la caja tensada que duerme en la espera de dos baquetas en la mañana del Jueves Santo de 2001. Cajas y Banderas con seña de luto, solemne y callada. 

2016, Jueves Santo. La misma cita queda inmortalizada en el brillo de unos ojos de antaño que beben el sol del fondo del tambor desafiante de un crío, glorificando el orgullo de su padre y que, cansado, se deja vencer en el inicio de un redoble que no llega a su fin.

Hablemos de números. Hablemos de los años que pasaron desde aquel impar de Cajas y Banderas; hablemos del número de letras que escapaban furtivas del entendimiento de una niña, entonces, 6 años. Hablemos de las horas que velan los tambores la noche de un Jueves Santo que nace entre tambores, baquetas, baquetas y tambores que pintan las calles de Baena. Baena, que ensordecida despierta en ruido a los pies de ese judío de piedra, errante, altar, escarchado en recuerdo y vivo en la memoria de hace cuántos jueves santo.  Hablemos de los 460 pasos en peso de crin azabache y dos traspiés que conducen la marea negra desde la Puerta Córdoba a la Cruz de Jazpe, 460 pasos que son el cansancio desgranado de un Miércoles Santo que amaneció temprano, muñecas vendadas y hombros rotos. Hablemos de quién sabe cuando nació ese anillo, desgastado, viejo, cobrizo, tesoro de perla en antaño, bañada en años que no deja caer el pañuelo, fiel prenda, testigo de homenajes ahogados en silencio y redobles de pulsaciones del que fue Bastón y Cuadrillero, Manuel Guijarro, mi abuelo y quie ahora, es cuna de redobles en mi pecho bajo la atenta mirada de mi padre y que luce con orgullo el rojo y amarillo. Hablemos de los 233 pasos que desde la Cruz de Jazpe avanzan empedrados para cambiar el toque a las puertas de San Francisco, que ya espera a los judíos y los recibe bañando con vino el más dulce de los recuerdos. Hablemos de homenaje, hablemos de años, hablemos de recuerdo, hablemos de pasado. Y hagámoslo en un redoble. Dos baquetas que crearán el ritmo cardíaco de un momento que será vida, única, irrepetible, mortal y para muchos otros tantos, inolvidable.

Palabras de Manuel Torrecillas, cuadrillero de la 4ª en el XIII Concurso de Redobles este mismo año: “¿Puede subir un acompañante más?”. Tres judíos. Un solo redoblante y dos corazones que acompañan al unísono y que bordan constancia, ritmo y paso firme que sujeta a diestras y siniestras y que también crea vida. 2 manos que necesitan de 4 para que así, 6 sean ahora presente con valor de futuro en unos ojos que miran, aprenden…con valor de pasado en el toque que pone fin al redoble, en unos ojos que miran, entienden…6 manos que necesitan 3 tambores, la Sexta que necesitó y nació de la costilla de la 3 y un redoble que en el sexto miserere protagonizan 3 números 6. Un redoblante. Dos acompañantes. Derecha e izquierda que baten al mismo tiempo. “¿Puede subir un acompañante más?” y miras al cielo. Y sonríes. Allí están, siendo acompañantes de redobles, de vida, que sin estar redoblan como nunca, que sin baquetas son pasos tintados azabache, pasos que son huella, camino y guía. Y hoy, Jueces Santo y día del amor fraternal, quiero pedir un redoble. Un redoble por los que acompañan desde arriba, por los que estuvieron y ya no están, un redoble por Manuel Henares padre, “El Sastre”, que la dificultad que supone una enfermedad no le ha impedido seguir acompañando hoy, en nuestro redoble, con fuerza y sin pausa y que sin duda echamos también de menos.

Un redoble por todos nosotros, que latimos, que estamos y somos acompañantes de pasos que fueron guía, un redoble por ellos que también están y abrazan más que nunca, un redoble por nuestra “¡SEXTA EN EL CIELO!”.

Pasión Guijarro Herrador

 

Como cada año en el cuartel de la Sexta de los Judíos Colinegros se vivieron momentos de convivencia, emoción y homenajes. El acto continúo con la entrega de Insignias de Plata a los hermanos que llevan 25 años como judíos de la Sexta. En este caso el reconocimiento correspondió a los hermanos D. José Manuel Luna Rodríguez, D. Antonio Jesús Jiménez Triguero, D. Manuel Moreno Moreno, D. Francisco Jesús de la Torre Aguilera, D. José Antonio Córdoba Navas y D. Tomás García Barba, que emocionados recogieron sus meritorias insignias.

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